En el cielo en esta semana,
ya está formada una T Cuadrada Cardinal, donde Venus hace contactos disonantes
con Plutón, y ahora se acerca a Urano en Aries, siendo éste último el punto focal de
dicha configuración.
Entre Venus y Plutón hay
un choque de poderes, una lucha de posesión emocional y una compulsión interior
para manipular, no obstante, su contacto exacto con Urano en Aries, supone el gran
despertar interior de Afrodita emplazada en el signo del Cangrejo,
convirtiéndose en la doncella imposible de retener; el llamado a lo inusual, lo
nuevo, no se hace esperar, pero bajo qué condiciones?, evidentemente, son
ajustes emocionales no deseados por la Diva de la Belleza y uno importante
entre muchos podría ser la capacidad de amar a alguien con más desapego y de
manera menos posesiva. Venus simboliza las cosas que nos gustan, las cosas que
nos proporcionan placer y comodidad, busca evidentemente su satisfacción sólida
y tangible; por su parte Urano, no comulga con estos placeres, y tal vez por temor
a no quedar absorbido y atrapado en esos deseos tan terrenales, no garantiza la
seguridad a largo plazo entre estas dos energías, no es su principal objetivo, el apego y el
control no funcionan con Urano, por el contrario, sobreviene la ruptura
inesperada, dejándonos como lección que nada es para siempre. El contacto de
Venus con Plutón nos fuerza a dejar que las cosas se vayan, y con Urano se
añade el factor sorpresa y lo imprevisto, generando una buena sacudida de nuestros
valores mundanos, es la mejor manera para esta energía para hacernos caer en
cuenta, el despertar de nuestra consciencia sobre el poder que tienen nuestros
apegos y lo que pueden hacer los mismos con nosotros.
Con Urano como ápex de
esta configuración, funciona como un catalizador de un cambio, donde la
constante es la impulsividad para romper súbitamente con cualquier patrón de
apego y control. La impaciencia, la excitación se hacen presente, para que
Venus se lance casi precipitadamente a realizar acciones abruptas, desafíe a su
opresor y de manera rebelde y temeraria deje tajantemente muy claro, el
profundo desdén por todas las relaciones dizque normales; en su lugar la seduce
lo no convencional, lo nuevo, lo que no la comprometa ni la ate; la malcriadez
y la actitud de hacer lo que se le venga en gana, la hace caer en actitudes
egocéntricas y egoístas: la individualidad y el deseo de libertad pesa más que
el compromiso.
Una fuerte prueba a nivel
de las relaciones y vínculos de cualquier tipo, un desafío a vencer, donde la
autodisciplina y la aceptación de las limitaciones en las relaciones
pueden solventar una crisis, donde lo único
previsible será los constantes cambios imprevisibles.
Ast. Madelein Méndez.
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