La
Luna en su domicilio, nos lleva a un estado de profunda sensibilidad, a sentir
necesidad de cobijo, de cuidado y de brindar protección, generando a nivel
colectivo mucha vulnerabilidad. A veces sin percibirlo, no nos damos cuenta que
vivimos liderados por nuestras emociones, reaccionamos ante lo cotidiano desde
esa emocionalidad instintiva sin elegir nuestras respuestas.
Si
tuviéramos conocimiento o domináramos la influencia de la Luna, y que ésta es
generadora de energía sustancial y se está moviendo todo el tiempo y nosotros
en ella, podríamos aprender a reconocer
de esta manera porqué y de donde vienen nuestras reacciones instintivas o
necesidades emocionales; es aprender a surfear, porque la emoción es como una
ola; inevitable, viene y va, entonces es maravilloso aprender a recibirla,
honrarla, montarnos en ella, fluir con intención en su movimiento y que nos
lleve a dónde queremos ir.
Ya
es conocido que cuando la Luna se encuentra en Cáncer, se incrementa el flujo
emocional, y es que sus contactos disonantes con Plutón, Urano, y ahora con
Marte y Venus hacen que nuestras reacciones emocionales sean vividas desde la visceralidad, la insatisfacción, los
estallidos de pasión explosivos, la ira, la irritabilidad, la necesidad de
libertad, la excitación hasta llegar a estados emocionales de extremo de todo o
nada, celos y necesidad de controlar a otros. Nada fácil para la Luminaria de
batallar con todas esta fuerzas que la tensan desde los otros puntos
cardinales.
Bajo
estos días de gran actividad, debemos entender que la emocionalidad nos
constituye, es en realidad un poder, las emociones son energía e indudablemente
podemos aprender a usarla, a canalizarla y elegir conscientemente donde
inyectarla, a qué o a quién entregarle tan poderosa energía, esto significa
conocernos tanto que podamos aprovecharlo al máximo!
Influjo
lunar desde el 27 hasta la noche del 29 de noviembre de 2015.
Namasté.
Ast.
Madelein Méndez
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