Una
luna que viene de colocar una especie de colchón de aire entre ella y el mundo circundante
produciendo la distancia que la caracteriza, poco a poco se va diluyendo y
formando nubes que se colocan sobre nuestra cabeza provocando sentimientos de
vaguedad, y la vivencia de no poder ver con claridad.
Los
días de Luna en Piscis son perfectos para diluirnos en los límites y utilizar
nuestras antenas cósmicas para sentir lo trascendental y sutil, emborracharnos
en sus aguas místicas y burbujeantes y dejarnos seducir por nuestros impulsos
instintivos de experiencias trascendentales: dejar fluir, no retener, no querer
entender con la mente racional, pues la influencia pisciana nos conectara con
todo lo que está alejado de la racionalidad. Ábrete a sentir, a percibir, a
tocar, no a pensar, o racionalizar de lo contrario, cuanto más nos empecinemos
en utilizar nuestra mente para encontrar las respuestas, seguiremos nadando
contra corriente en el infinito y profundo océano de Poseidón.
Momentos
idóneos para conectarnos con nuestro ser, buscar nuestra paz interior o
simplemente buscar las respuestas que sabemos que están solo dentro de nuestro corazón,
conectarnos con todo lo sutil, lo intangible, lo mágico y perceptivo; se
dispara la musa y la creatividad, pero también la confusión y la ambivalencia,
dos peces unidos por la cola que intentan nadar en direcciones opuestas.
Muchas
respuestas están en nuestro subconsciente para sacarlas a la superficie
mediante la introspección, y la meditación, utilicemos las antenas mediumnicas,
guiémonos por nuestra intuición y demos rienda suelta a la fantasía y al
romanticismo en la pareja, dos días y algo más, donde reina un ambiente de
espiritualidad y entrega. Especial para disfrutar de las relaciones humanas.
Organiza encuentros con amistades y disfrute de una música y un ambiente
relajante; Piscis es tiempo de finales, donde la energía se dispersa para luego
volver a concentrarse y manifestarse generando inicios cuando entre en Aries.
Madelein
Méndez. Astrologa y Tarotista.
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